Un día, va un borracho por las calles de la ciudad y, urgentemente, se detiene a orinar en un poste. En eso está cuando en la casa de enfrente ve un cartel que dice:
"VENDO MADRE SIN SENTIMIENTO"
El sujeto se pasa la mano por los ojos y vuelve a leer pensando que había leído mal, y ve el mismo texto. Como puede toma de su saco papel y lápiz y escribe la dirección de la casa.
Al día siguiente se levanta; ve el papel sobre la mesa y recuerda el cartel y se dirige a la dirección que estaba anotada en el papel. Cuando llega allí, ve con detenimiento el cartel y lee:
"VENDO MADERA, ZINC Y CEMENTO"
Estaban dos borrachos en la cantina, hasta las chanclas y sin dinero. Y uno le dice al otro:
"Ya vámonos".
"¿Y adónde vamos a ir?"
"Pues a mí se me antoja hacer el amor, ¿cómo ves?"
"Pues sí, pero no tenemos dinero para gastar".
"No importa. ¡Nada más no nos cobramos!"
Un hombre muere y va al infierno. Allí se encuentra con que hay un infierno para cada país. Va primero al infierno alemán y pregunta:
"¿Qué te hacen acá?"
"Aquí primero te ponen en la picana eléctrica por una hora, luego te acuestan en una cama llena de clavos por otra hora, y el resto del día viene el diablo alemán y te da de latigazos".
Al personaje no le gustó nada y se fue a ver en qué consistían los otros infiernos. Tanto el estadounidense como el ruso y el resto de los infiernos de distintas naciones hacían lo mismo que el alemán; entonces, ve que en el infierno argentino hay una fila llena de gente esperando entrar. Intrigado, pregunta al último de la fila:
"¿Qué es lo que hacen acá?"
"Aquí te ponen en una picana eléctrica por una hora, luego en una cama llena de clavos por otra hora, y el resto del día viene el diablo argentino y te da de latigazos".
"Pero es exactamente igual a los otros infiernos, ¿por qué aquí hay tanta gente queriendo entrar?"
"Porque la picana no anda porque no hay electricidad, los clavos de la cama se los robaron todos y el diablo viene, ficha y se va".
Se encontraban dos Argentinos discutiendo:
"¡Che te digo que yo soy el hijo de Dios!"
"¡No, no, no, mira... El hijo de Dios soy yo!"
"Pero... ¿cómo? ¿Vos estás loco? ¡Si el hijo de Dios soy yo!"
Y siguieron asií por un buen rato hasta que pasó otro Argentino, al cual detuvieron y le preguntaron:
"Mira, tenemos un dilema. El dice que es el hijo de Dios, pero no. Porque el hijo de Dios soy yo. ¿Vos que decís?"
A lo que el otro Argentino respondió:
"¡Che... Pero no me jodas... YO NO TENGO HIJOS!